Con sólo 17 años, el jovencito riogalleguense, Iñaki Luján, se ganó un lugar en las inferiores de Newell’s Old Boys de Rosario y ya sueña con debutar en la Primera División del club. La historia del “10” más talentoso de Santa Cruz.
Río Gallegos tiene una camada de jugadores distribuidos por diferentes partes del país, y todos anhelan con sus fuerzas llegar a jugar en la Primera División del fútbol argentino.
Todos tienen capacidad y la actitud necesaria como para que su sueño se transforme en realidad en poco tiempo más.
Sin embargo, hay uno que tiene un talento especial, pocas veces visto por estos lados y eso le otorga un plus que lo llena de ilusión.
Se trata de Iñaki Luján, un pibe de sólo 17 años que se ganó un lugar en las inferiores de Newell’s Old Boys de Rosario, donde actualmente deja la vida para triunfar como jugador.
Iñaki nació en Río Gallegos, dio sus primeros pasos como niño en el Jardín Nº 1 y cursó la primaria en la Escuela Nº 1, frente a la plaza San Martín.
PURO TALENTO
La historia futbolística de este talentoso jugador dirá que se inició jugando al fútbol en Unión Santacruceña con Claudio Leyenda y su colaborador "Topo" Montiel, a quienes recuerda con mucho cariño.
Luján antes de llegar a tener esta posibilidad, y más allá de su corta edad, estuvo en varios clubes. A los ocho años comenzó a jugar a la pelota en el Club Unión Santacruceña de Río Gallegos.
A los once años, llegó a Sportivo Belisle, dónde jugó un año, hasta que el club se quedó sin fútbol infantil.
En ese momento, como no quería dejar la actividad, sus padres se contactaron con el Sportsman de Choele Choel, quienes le dieron la posibilidad de jugar en el club. Durante esos años, Iñaki y su familia vivieron tanto en Belisle como en Beltrán, motivo por el cual durante toda la semana se tenía que trasladar para poder entrenar.
Con sólo quince años, debutó en la primera división de Sportsman, con Héctor Rochetti como entrenador y logró tres títulos. ¿Qué tal?
A los 17, quedó seleccionado para formar parte de las inferiores de Newell’s Old Boys de Rosario, donde quedaron maravillados con ese tal “Iñaki”. Un enganche que también puede jugar como volante por izquierda y al cual le sobra talento paga manejar le pelota, y llegar con facilidad a posición de gol.
“Fue algo medio raro, me enteré que iba a fichar en el momento que finalizó la última prueba. Luego de realizarse, nos reunieron a todos los pibes que estábamos en la misma situación, y así cara a cara nos dijeron que íbamos a quedar solamente cinco de los treinta que estábamos ahí. Estoy muy emocionado y contento por la experiencia que se me presenta y que me toca vivir, me voy con las mejores intenciones y con los deseos de llegar lo más lejos posible”, le contó Iñaki a los medios locales por aquel entonces.
Desde aquel día, pasó un mes y hoy Iñaki ya es uno más en la pensión del club, donde convive con otros 39 chicos que luchan por el mismo sueño.
EL PRESENTE
Iñaki está feliz de la vida con esta oportunidad y le contó a TiempoSur que desde hace un mes integra la Sexta División del club.
En una charla telefónica, indicó que por estos días se recupera de un desgarro en el cuadriceps, que le impidió entrenar con normalidad durante unos cuantos días, pero que justo ayer se reincorporó a las prácticas normalmente de cara al campeonato oficial.
En cuanto a su llegada al club, expresó: “Tuve que pasar por tres pruebas. Primero me vieron en Río Negro, junto con un montón de chicos, por lo que me llamaron para decirme que me querían volver a ver y que viaje a Santa Fe. Cuando llegué, me hicieron otras dos pruebas, tras las que me confirmaron que me iban a fichar”, contó.
Por estos días, vive junto a un grupo importante de chicos. “Somos 40 y es lindo, porque uno se acostumbra a no estar solo, ya que hay chicos de todas las categorías, desde los más chicos y hasta los más grandes”, indicó.
Entre otras cosas, dijo que el club le pareció hermoso y que lo trataron “diez puntos” desde que llegó.
“Yo no tenía referencias del club, ya que sólo sabía de la Primera, pero el trabajo con las inferiores es hermoso”, tiró.
El “10” contó que, desde su llegada a Newell’s, las cosas han cambiado: “Ahora es un poco más complejo, ya que se hace mucho gimnasio y es otra cosa la parte física, pero tampoco me costó tanto, porque en Sportsman estaba jugando en Primera y estaba algo acostumbrado”.
EL SUEÑO
Como cada uno de los pibes que se esfuerza al máximo en inferiores, anhela calzarse la camiseta en la Primera División.
“Es un sueño que tenemos todos y hay un par de compañeros de mi categoría que ya están entrenando en Tercera y eso te incentiva para tratar de llegar ahí”, señaló.
EL MENSAJE
Antes de despedirse, Iñaki dejó un mensaje final para quienes sueñan con seguir sus pasos: “Si a uno le gusta el fútbol, siempre hay que pelear por lo que uno quiere y nunca bajar los brazos. Si los bajás, sonaste”, sentenció.
Fuente: Tiempos Sur
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